domingo, 5 de octubre de 2014

A LOS PESIMISTAS


A los que son pesimistas y se atormentan de forma perpetua, tengo ganas de decirles: ¡Que necios sois! Un día, en Estados Unidos, me encontré con una mujer tremendamente infeliz sin razón alguna. Le dije: <<¡No te pongas triste! Eres joven, todavía te quedan muchos años por vivir, ¡no tienes ninguna razón para atormentarte!>>. Me preguntó que por qué me metía en sus asuntos. Me entristecí. Le respondí que de nada servía decir eso. Le cogí de la mano, le di un cachete amistoso y ella cambio de actitud.
No podemos ayudar a este tipo de personas más que con amor y afecto. Pero no un amor de fachada, con palabras vanas, sino algo que venga del corazón. Cuando discutimos, apelamos a la razón, pero cuando manifestamos amor o ternura, nos comunicamos directamente. Finalmente, aquella mujer cambió. Se echó a reír de buena gana.
Si eres pesimista, piensa que formas parte de la sociedad, y que los humanos, en lo más profundo de su ser, experimentan naturalmente el amor para con los demás. Siempre encontrarás entre ellos alguno con quien depositar tu esperanza, alguno digno de ser tomado como ejemplo. Atormentarse no sirve para nada.
Da a tus pensamientos un giro positivo. Es un error decir que todo el mundo es malo. Hay seres de malos instintos, es cierto, pero eso no quiere decir que todos los seres sean dañinos. También hay muchos que son nobles y generosos.

Los que perciben el mundo de esta manera no confían en nadie y se sienten solos. Se sienten solos, en el fondo, porque no piensan suficiente en los demás, se les juzga según uno mismo, y uno se imagina que ellos nos perciben de la misma forma que nosotros a ellos. En este caso, el sentimiento de soledad no es sorprendente.

(Dalai Lama, Consejos del Corazón)