domingo, 5 de junio de 2016

MITO Y REALIDAD - MIRCEA ELIADE


Para el gran historiador de las religiones, Mircea Eliade, el mito es una realidad. No es sólo una imagen del pasado, sino un instrumento que el ser humano utiliza continuamente para percibir lo sagrado. Para ilustrar esta impresionante conclusión Eliade se adentra en las mitologías de la antigua Grecia, de los romanos, de los aborígenes de Australia, de los Vedas, del Medioevo europeo… o de las obras de Picasso, Joyce o Ionesco. Un libro del que tanto el especialista como el gran público sacarán un profundo provecho.



LA LEY DEL PÉNDULO


Resulta interesante tener un reloj de pared en casa, no sólo para saber las horas sino también para reflexionar un poco.
Sin el péndulo el reloj no funciona; el movimiento del péndulo es profundamente significativo.
En los antiguos tiempos el dogma de la evolución no existía; entonces, los sabios entendían lo de que los procesos históricos se desenvuelven siempre de acuerdo con la Ley del Péndulo.
Todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene de acuerdo con esta Ley maravillosa.
Nada tiene de extraño que todo oscile, que todo esté sometido al vaivén del tiempo, que todo evolucione e involucione.
En un extremo del péndulo está la alegría, en el otro el dolor; todas nuestras emociones, pensamientos, anhelos, deseos, oscilan de acuerdo con la Ley del Péndulo.
Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, corresponden ciertamente a los dos extremos del movimiento pendular.
Surgió Egipto con todo su poderío y señorío a orillas del río sagrado, mas cuando el péndulo se fue al otro lado, cuando se levantó por el extremo opuesto cayó el país de los faraones y se levantó Jerusalem, la ciudad querida de los Profetas.
Cayó Israel cuando el péndulo cambió de posición y surgió en el otro extremo el Imperio Romano.
El movimiento pendular levanta y hunde Imperios, hace surgir poderosas Civilizaciones y luego las destruye, etc.
Podemos colocar en el extremo derecho del péndulo las diversas escuelas seudo-esotéricas y seudo-ocultistas, religiones y sectas.
Podemos colocar en el extremo izquierdo del movimiento pendular a todas las escuelas de tipo materialista, Marxista, ateísta, escepticista, etc. Antítesis del movimiento pendular, cambiantes, sujetas a permutación incesante.
El fanático religioso, debido a cualquier acontecimiento insólito o decepción, puede irse al otro extremo del péndulo, convertirse en ateísta, materialista, escéptico.
El fanático materialista, ateísta, debido a cualquier hecho inusitado, tal vez un acontecimiento metafísico trascendental, un momento de terror indecible, puede llevarle al extremo opuesto del movimiento pendular y convertirle en un reaccionario religioso insoportable.
Ejemplos: Un sacerdote vencido en una polémica por un Esoterista, desesperado se tornó incrédulo y materialista.
Conocimos el caso de una dama ateísta e incrédula que debido a un hecho metafísico concluyente y definitivo, se convirtió en una exponente magnífica del esoterismo práctico.
En nombre de la verdad, debemos declarar que el ateísta materialista verdadero y absoluto, es una farsa, no existe.
Ante la proximidad de una muerte inevitable, ante un instante de indecible terror, los enemigos de lo eterno, los materialistas e incrédulos, pasan instantáneamente al otro extremo del péndulo y resultan orando, llorando y clamando con fe infinita y enorme devoción.
El mismo Carlos Marx, autor del Materialismo Dialéctico, fue un fanático religioso judío, y después de su muerte, le rindieron pompas fúnebres de gran rabino.
Carlos Marx, elaboró su Dialéctica Materialista con un sólo propósito: "CREAR UN ARMA PARA DESTRUIR A TODAS LAS RELIGIONES DEL MUNDO POR MEDIO DEL ESCEPTICISMO".
Es el caso típico de los celos religiosos llevados al extremo; en modo alguno podría aceptar Marx la existencia de otras religiones y prefirió destruirlas mediante su Dialéctica.
Carlos Marx cumplió uno de los Protocolos de Sión que dice textualmente: "No importa que llenemos el mundo de materialismo y de repugnante ateísmo, el día en que nosotros triunfemos, enseñaremos la religión de Moisés debidamente codificada y en forma dialéctica, y no permitiremos en el mundo ninguna otra religión".
Muy interesante resulta que en la Unión Soviética las religiones sean perseguidas y al pueblo se le enseñe dialéctica materialista, mientras en las sinagogas se estudia el Talmud, la Biblia y la religión, y trabajan libremente sin problema alguno.
Los amos del gobierno Ruso son fanáticos religiosos de la Ley de Moisés, mas ellos envenenan al pueblo con la farsa esa del Materialismo Dialéctico.
Jamás nos pronunciaríamos contra el pueblo de Israel; sólo estamos declarando contra cierta élite de doble juego que, persiguiendo fines inconfesables, envenena al pueblo con Dialéctica Materialista, mientras en secreto practica la religión de Moisés.
Materialismo y espiritualismo, con toda su secuela de teorías, prejuicios y pre-conceptos de toda especie, se procesan en la mente de acuerdo con la Ley del Péndulo y cambian de moda de acuerdo con los tiempos y las costumbres.
Espíritu y materia son dos conceptos muy discutibles y espinosos que nadie entiende.
Nada sabe la mente sobre el espíritu, nada sabe sobre la materia.
Un concepto no es más que eso, un concepto. La realidad no es un concepto aunque la mente puede forjarse muchos conceptos sobre la realidad.
El espíritu es el espíritu (El Ser), y sólo a sí mismo puede conocerse.
Escrito está: "EL SER ES EL SER Y LA RAZÓN DE SER ES EL MISMO SER".
Los fanáticos del Dios materia, los científicos del Materialismo Dialéctico son empíricos y absurdos en un ciento por ciento. Hablan sobre materia con una auto-suficiencia deslumbrante y estúpida, cuando en realidad nada saben sobre la misma.
¿Qué es materia? ¿Cuál de estos tontos científicos lo sabe? La tan cacareada materia es también un concepto demasiado discutible y bastante espinoso.
¿Cuál es la materia?, ¿El algodón?, ¿El hierro?, ¿La carne?, ¿El almidón?, ¿Una piedra?, ¿El cobre?, ¿Una nube o qué? Decir que todo es materia seria tan empírico y absurdo como asegurar que todo el organismo humano es un hígado, o un corazón o un riñón. Obviamente una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, cada órgano es diferente y cada sustancia es distinta. Entonces, ¿cuál de todas estas substancias es la tan cacareada materia?
Con los conceptos del péndulo juega mucha gente, pero en realidad los conceptos no son la realidad.
La mente solamente conoce formas ilusorias de la naturaleza, pero nada sabe sobre la verdad contenida en tales formas.
Las teorías pasan de moda con el tiempo y con los años, y lo que uno aprendió en la escuela resulta que después ya no sirve; conclusión: nadie sabe nada.
Los conceptos de la extrema derecha o de la extrema izquierda del péndulo pasan como las modas de las mujeres, todos esos son procesos de la mente, cosas que suceden en la superficie del entendimiento, tonterías, vanidades del intelecto.
A cualquier disciplina psicológica se le opone otra disciplina, a cualquier proceso psicológico lógicamente estructurado, se le opone otro semejante, ¿y después de todo, qué?
Lo real, la verdad, es lo que nos interesa; más esto no es cuestión del péndulo, no se encuentra entre el vaivén de las teorías y creencias.
La verdad es lo desconocido de instante en instante, de momento en momento.
La verdad está en el centro del péndulo, no en la extrema derecha y tampoco en la extrema izquierda.
Cuando a Jesús le preguntaron: ¿Qué es la verdad?, guardó un profundo silencio. Y cuando al Budha le hicieron la misma pregunta, dio la espalda y se retiró.
La verdad no es cuestión de opiniones, ni de teorías, ni de prejuicios de extrema derecha o de extrema izquierda.
El concepto que la mente puede forjarse sobre la verdad, jamás es la verdad.
La idea que el entendimiento tenga sobre la verdad, nunca es la verdad.
La opinión que tengamos sobre la verdad, por muy respetable que aquélla sea, en modo alguno es la verdad.
Ni las corrientes espiritualistas ni sus oponentes materialistas, pueden conducirnos jamás a la verdad.
La verdad es algo que debe ser experimentado en forma directa, como cuando uno mete el dedo en el fuego y se quema, o como cuando uno traga agua y se ahoga.
El centro del péndulo está dentro de nosotros mismos, y es allí donde debemos descubrir y experimentar en forma directa lo real, la verdad.
Necesitamos auto-explorarnos directamente para auto-descubrirnos y conocernos profundamente a sí mismos.
La experiencia de la verdad sólo adviene cuando hemos eliminado los elementos indeseables que en su conjunto constituyen el mi mismo.
Sólo eliminando el error viene la verdad. Sólo desintegrando el "Yo mismo", mis errores, mis prejuicios y temores, mis pasiones y deseos, creencias y fornicaciones, encastillamientos intelectuales y auto-suficiencias de toda especie, adviene a nosotros la experiencia de lo real.
La verdad nada tiene que ver con lo que se haya dicho o dejado de decir, con lo que se haya escrito o dejado de escribir, ella solamente adviene a nosotros cuando el "mí mismo" ha muerto.
La mente no puede buscar la verdad porque no la conoce. La mente no puede reconocer la verdad porque jamás la ha conocido. La verdad adviene a nosotros en forma espontánea cuando hemos eliminado todos los elementos indeseables que constituyen el "mi mismo", el "yo mismo".
En tanto la conciencia continúe embotellada entre el yo mismo, no podrá experimentar eso que es lo real, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que es la verdad.
Cuando el mi mismo queda reducido a polvareda cósmica, la conciencia se libera para despertar definitivamente y experimentar en forma directa la verdad.
Con justa razón dijo el Gran Kabir Jesús: "CONOCED LA VERDAD Y ELLA OS HARÁ LIBRES".
¿De qué sirve al hombre conocer cincuenta mil teorías si jamás ha experimentado la Verdad?
El sistema intelectual de cualquier hombre es muy respetable, mas a cualquier sistema se le opone otro y ni uno ni otro es la verdad.
Más vale auto-explorarnos para auto-conocernos y experimentar un día en forma directa, lo real, la VERDAD.


(Samael Aun Weor, La Gran Rebelión)

PADRE Y DOS HIJAS


Un padre tenía dos hijas. Una casó con un hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos.
Al cabo de un tiempo fue a visitar a la casada con el hortelano, y le preguntó sobre su situación.
Ella dijo:
– Todo está de maravilla conmigo ..
– ¡pero sí tengo un deseo especial!
– que llueva todos los días con abundancia para que así las plantas tengan siempre suficiente agua.
Pocos días después visitó a su otra hija, también preguntándole sobre su estado.
Y ella le dijo:
– No tengo quejas, solamente un deseo especial.
– ¡que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante!
– Así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien.
El padre meditó:
– si una desea lluvia, y la otra tiempo seco ..
– ¿a cual de las dos le adjunto mis deseos?

Maestro: es imposible complacer y quedar bien con todo el mundo.


Fuente: fábula de Esopo, el escritor famoso de la antigua Grecia

EGO CRISTIANO


Una vez visitó un cristiano a un maestro Zen y le dijo:
– Permíteme que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña.
– Las escucharé con mucho gusto, – replicó el maestro.
El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando.
El maestro sonrió y dijo:
– Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado.
Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo.
El maestro le interrumpió y le dijo:
– Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad.
El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final.
Entonces dijo el maestro:
– Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad.
La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otro día y convencer al maestro Zen de que debería hacerse cristiano. Al regresar a su casa, se encontró con Cristo, que estaba sentado junto al camino.
– ¡Señor, – le dijo entusiasmado
– He conseguido que aquel hombre confiese que eres divino!
Jesús se sonrió y dijo:

– ¿Y qué has conseguido sino hacer que se hinche tu ‘ego’ cristiano?

Fuente: cuento de Anthony de Mello

PROMETEO // MIT. GRIEGA



Hijo del titán Japeto y de la oceánica Climena. Es un símbolo de la especie humana en su lucha por afirmarse frente a la adversidad y dominar la Naturaleza poniéndola a su servicio. Los dioses eran, en un principio, adversos a los humanos; Zeus desató el diluvio universal con el fin de barrerlos de la faz de la Tierra. Prometeo aconsejó a su hijo Deucalión que Construyese un arca, donde podían salvarse él y su mujer, asegurando así la permanencia de los humanos. Muchos son los beneficios que Prometeo dio a los hombres: la medicina, la navegación, la domesticación de los animales, la medida del tiempo, el alfabeto, etc. Robó en el Olimpo el fuego sagrado, el cual dio a los hombres. Todo esto provocó la envidia de los dioses, y Zeus, iracundo, ordenó a Hefesto que encadenase a Prometeo a un alto pico del Cáucaso, y que durante el día un águila le devorase el hígado, que volvía a crecer durante la noche, y así eternamente. También ordenó que igual suplicio sufriese en el Tártaro, de donde no saldría hasta que otro ser inmortal ocupase su sitio. Pero Prometeo sabía un secreto de Zeus que podía comprometer su porvenir como dios supremo. Con la idea de que le dijese el secreto, consintió en que Heracles matase al águila de un flechazo y fuese liberado Prometeo. El secreto era que Si Zeus tenia un hijo con Tetis, dicho hijo sería más poderoso que el padre. En vista de ello, Zeus dio a Tetis en matrimonio a Peleo, de cuya unión nació Aquiles. 


sábado, 21 de mayo de 2016

LA IDENTIFICACIÓN O APEGO



La identificación es una característica del sueño de la conciencia. Es una actitud que ata, amarra o esclaviza al ser humano. El apego o más bien dicho: la identificación, le impide a las personas ser libres de verdad y puede conducir a alguien hasta la muerte. Pedro Demianoviche Ouspensky, en sus Conferencias psicológicas, explica que la identificación, generalmente es llamada interés, entusiasmo, pasión o devoción.

Con más propiedad, Ouspensky, en su obra: El Cuarto Camino explica que: “nuestras funciones están acompañadas de cierta actitud; nos absorbemos demasiado en las cosas, nos perdemos demasiado en las cosas, particularmente cuando aparece el más leve elemento emocional. Esto se llama identificación. Nos identificamos con las cosas. No es una palabra muy buena, pero en nuestro idioma no hay otra mejor. La idea de la identificación existe en los escritos indios, y los budistas hablan de apego y desapego. Estas palabras me parecen incluso menos satisfactorias porque, antes de encontrar este sistema, leí estas palabras y no las entendí, o más bien las entendí pero tomé la idea intelectualmente”.

En el Bhágavad Guitá, Parte II, titulada: “Enseñanza esotérica” de la traducción de Ramacharaka y publicada por Kier, se lee lo siguiente: “Del apego surge el deseo, del deseo la pasión, de la pasión la insensatez, de la insensatez la apetencia sin freno. De la desenfrenada apetencia resulta el olvido, del olvido la falta de discernimiento y de esta la pérdida de todo lo demás”. Más adelante se lee en este monumental canto: “actúa sin apegos y realiza el trabajo que debas hacer, pues el hombre cuyo trabajo es puro obtiene sin duda lo Supremo”.

En otra versión del mismo texto sagrado se lee: El apego surge del deleite en los placeres de los sentidos; del apego surge el deseo y del deseo, la lujuria y el ansia de posesión; y esto conduce a la pasión y a la ira.  La pasión turba a la mente y merma la memoria, haciéndonos olvidar nuestro deber. Esto acarrea la insensatez, y la insensatez lleva al hombre a la destrucción. Pero el alma que a pesar de estar en el mundo de los sentidos, mantiene sus sentidos bajo control está libre de apego y descansa serena.

Otros versos del Canto del Señor,  hacen referencia al apego: “El sabio no debe confundir la mente de los ignorantes que actúan apegados al resultado de sus acciones; más bien, debe ejecutar sus acciones con desapego y devoción y así estimularlos a que hagan lo mismo”.

“Al igual que el fuego reduce todo combustible a cenizas, el fuego del conocimiento eterno aniquila todo apego a la acción. Cuando un sabio logra entregarse a la acción libre de apego, pronto ha de alcanzar la unión con Dios”.

“El devoto que renuncia al fruto de sus acciones, consigue la paz eterna. Por el contrario, el hombre que, acuciado por sus deseos y carente de devoción, busca la recompensa de sus acciones, de este modo se encadena a la esclavitud del apego a los resultados”. 

Anthony de Mello, en su obra: liberación interior da una interesante explicación del papel que juega la identificación en la humanidad mecánica: “Nos ata­mos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos queja­mos de no ser libres. ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres cons­ciente de tus cadenas? Las mujeres se atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justifi­cación es el amor. ¿Qué amor? La rea­lidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquíticoque sólo abarca el yo, el ego. Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad. Entonces, ¿cómo vamos a saber amar a los demás, aunque sean nuestros es­posos o nuestros hijos? Nos hemos acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo”.

(Texto encontrado en un foro espiritual)

sábado, 14 de mayo de 2016

LOS CHAKRAS ILUMINADOS


"Antes del comienzo todo era nada, sólo la chispa de la conciencia divina. De esta chispa, surgió toda la creación... girando desde el centro... girando en el tiempo... girando en el Ser... girando en Ruedas de Vida".